Estudiar: el mejor acto de rebeldía 

Juan José, con tan solo 15 años, es un claro ejemplo que la educación transforma vidas

Por: Elsa Úrsula
Juan José, un joven adolescente de Perú
UNICEF
07 Marzo 2024

Cuando era un niño y llegaba del colegio la imagen era la misma. Su mami corría por toda la casa, entraba y salía del cuarto donde estaba su hermana mayor, iba a la cocina, servía la comida, volvía un ratito a sentarse con él y preguntarle cómo le había ido en la escuela, se relajaba, se reía y de pronto ya estaba parada otra vez, embarazada de su tercera hija, entrando apuradita al cuarto para atender a su hija mayor y hablándole a Juan José con un ánimo y una alegría interminable para decirle que saque sus cuadernos y empiece a hacer las tareas.

“Mi hermana nació y se quedó como una bebé para siempre. Tampoco puede ver, es ciega de nacimiento. Cuando era chico, siempre me preguntaba ¿por qué es así? Pero mi hermana nunca fue un obstáculo para que yo siga estudiando. Para mí fue un estímulo. Siempre pensé: tengo que estudiar para tener una carrera y ayudar a mis padres para sacarla adelante. Y eso es lo que estoy haciendo”, nos cuenta Juan José, un chico de 15 años, de mirada noble y el cuerpo de un gigante.

 

Juan José junto a su madres
UNICEF

Es alto, mucho más que sus padres. Desde la cocina, su mamá lo mira con una ternura infinita y su papá, pegadito al dintel de la puerta esconde sus lágrimas de orgullo al escuchar a su hijo tan claro, tan lleno de metas, pero, sobre todo, con una bondad que desarma cualquier problema, una bondad que hace sentir, que todo esfuerzo valió la pena.

Juan José estudia en el colegio José Antonio Encinas en Pamplona Alta en el distrito de San Juan de Miraflores. En la primaria sus padres hicieron el esfuerzo de ponerlo en un colegio particular de la zona.

“Pero luego me hablaron y me dijeron que ya no podían seguir pagando la mensualidad. Había muchos gastos en casa. Yo me daba cuenta de eso, porque somos 4 hermanos y mi padre que es obrero trabajaba y lo sigue haciendo desde muy temprano en la mañana hasta la noche. Llega rendido, pero nunca tanto como para no conversar con nosotros. Siempre nos pregunta cómo nos fue en los estudios, con los amigos, siempre tiene tiempo para cada uno de nosotros. Mi madre es cosmetóloga, pero no ejerce porque está dedicada al cuidado de mi hermana y también al nuestro. Mi madre es una maga. Nunca para y hace que la plata alcance, pero ya no daba para que yo siga en el colegio particular. Al principio me dio un poco de miedo el cambio, pero he llegado a un gran colegio. Hay muy buenos profesores y aprendo mucho”.

Este año, Juan José termina la secundaria y está decidido en convertirse en un diseñador gráfico. “Haré una carrera técnica y luego voy a ir progresando, puedo ingresar a una universidad y seguir perfeccionándome. Mi padre siempre me ha dicho que la única gran herencia que me va a dejar a mí y a mis hermanos es el estudio. Y creo que es lo mejor que me puede haber pasado. Tener unos padres que siempre me han apoyado, que, a pesar de todos los golpes de la vida, lo han dado todo por mí y mis hermanos y nos han repetido siempre que el estudio es la única garantía que tenemos para salir adelante. Siempre hay dificultades y lo veo en mis compañeros de estudio. Uno de ellos sufría de violencia en su casa, todos los días, nadie se preocupaba por él hasta que no sólo dejó su casa sino también el colegio. Se fue a las barras bravas. Un día me lo encontré y me dijo que ellos eran como su familia y que allí se sentía protegido. Pero el colegio le hizo seguimiento y cinco meses después regresó. Eso es lo que, a muchos chicos como yo, de mi edad les pasa. No se sienten seguros, tienen cambios en la adolescencia y toman decisiones equivocadas. Pero una buena escuela como la mía, no pierde un alumno, lo busca, lo encuentra y lo regresa”.

Esta estrategia de recuperar a un alumno se llama “Búsqueda activa” y la desarrolla el MINEDU con el apoyo técnico de UNICEF debido a que muchos adolescentes dejan la escuela, en algunos casos a pesar de haberse matriculado. En una encuesta realizada por UNICEF y el Instituto de Estudios Peruanos (2022) a más de tres mil adolescentes de Lima, Huancavelica, Loreto y Ucayali, se reveló que el 11% ha considerado seriamente interrumpir sus estudios o ya decidieron hacerlo. Y esa es una realidad con la que chicos como Juan José se topan en sus aulas.

Juan José sonríe cuando sus padres se acercan a darle un abrazo. Y responde con una sonrisa cuando le preguntamos si la adolescencia lo puede agarrar a él con algún acto de rebeldía. “La mayor rebeldía que puedo tener es la de estudiar. Yo crecí viendo la rebeldía de mis padres de no dejarse vencer por nada del mundo y repetirnos siempre que la educación es el arma más valiosa para ser alguien en la vida. Y yo quiero ser eso, ser siempre una mejor persona, un mejor ciudadano y aportar a la sociedad”. Alto como es, convencido que la educación transforma vidas, se despide mientras abraza a sus padres de los hombros. Los sostiene y se sostiene como cada día de su vida, cogiéndolos de los brazos y profundamente desde el corazón.

Acerca de UNICEF

UNICEF promueve los derechos las niñas, los niños y adolescentes, y la creación de oportunidades equitativas para que cada uno de ellos, sin distinción de género, etnia, lugar de residencia, condición de vida o de cualquier otra índole, pueda desarrollar plenamente su potencial.

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