Retos, esperanza y compromiso

Programa de Cooperación Perú-UNICEF 2022-2026

Adolescentes sentados en una banca frente a árboles
UNICEF/Volpe D.

Puntos destacados

Trabajar por el cumplimiento de los derechos de la niñez y la adolescencia más que un mandato, es la forma en la que UNICEF concibe un verdadero cambio en la humanidad. Que padres y madres, con el apoyo del Estado y la sociedad compartan el cuidado de sus hijos e hijas desde la gestación hasta que dejan de ser adolescentes, contribuirá a que las nuevas generaciones crezcan con una visión de igualdad, se sientan protegidas, respetadas, amadas y en la adolescencia vivan con asertividad los cambios que implica el tránsito hacia la adultez. Y es que cuando chicas y chicos saben que tienen el apoyo de un entorno que respeta sus opiniones, valora sus decisiones y sus ganas de cambiar el mundo, no se detienen y van tras ese sueño de convertirse en un gran chef o en una gran científica, de mejorar su vida, la de sus familias, sus comunidades y el país.

Desde hace 74 años UNICEF está en el Perú para contribuir a que esto sea posible. Mucho hemos aprendido y avanzado en todo este tiempo. Hemos estado siempre en las zonas donde se encuentra la niñez y adolescencia más vulnerable trabajando con el Estado peruano y la sociedad civil recorriendo comunidades en costa, sierra y selva, dialogando con chicos y chicas, padres y madres, docentes, profesionales de la salud, autoridades, gestores públicos, medios de comunicación y empresas privadas, hemos identificado las necesidades de la infancia peruana, y las oportunidades de desarrollo que requieren. Gracias a ello, hoy podemos presentarle al país nuestro Programa de Cooperación para los próximos cinco años. En él planteamos estos cinco objetivos frente a los problemas más álgidos de la infancia y adolescencia: primero, que cada niño nazca con la certeza de sobrevivir y prosperar; segundo, que termine la escuela con aprendizajes de calidad; tercero, que vivan seguros y protegidos; cuarto, que los sistemas de protección social le hagan frente la pobreza y quinto, que la ciudadanía y el sector privado se comprometan con su desarrollo.

La construcción de esta propuesta de cooperación comenzó en 2020 poco antes de que se iniciara la pandemia por la COVID-19 que paralizó al mundo y que luego de dos años ha agudizado las brechas sociales que existían entre la niñez y adolescencia de los quintiles más pobres y ricos, la rural y la urbana, la mestiza y la indígena. El reto se ha tornado más grande porque la pandemia afectó los ingresos de los hogares más vulnerables, aumentando la pobreza infantil. En el 2019, el 28,6% de niños y niñas y adolescentes vivía en pobreza. En el 2020, año de la pandemia, la cifra se elevó a 40,5% y para el 2021, la cifra se cerró en 35,4%. En el ámbito de la salud, uno de los más perjudicados fueron los menores de cinco años quienes no solo dejaron de recibir sus controles de crecimiento y desarrollo, sino que en muchos casos interrumpieron la suplementación de hierro, situación preocupante en un país donde la lucha contra la anemia está lejos de definirse a favor de la infancia. Otra cifra que alarma es la atención de los servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes que disminuyó en 67% durante el primer semestre del 2020. La depresión y el suicidio empezaron a aparecer como las principales causas de muerte en adolescentes y un estudio en línea realizado ese año encontró que el 33% tiene riesgos en su salud mental.

La escuela también reportó cifras de emergencia: debido al cierre de escuelas y a la limitada efectividad que tuvo la educación a distancia, la pérdida de escolaridad por aprendizaje es de 1,8 años, mayor que la de América Latina que llega a 1,5 en promedio.

En este panorama no podemos dejar de mencionar a los más de 1500 migrantes venezolanos que en busca de mejores condiciones de vida entran al Perú diariamente por pasos irregulares. De ellos, el 18% son niños, niñas y adolescentes. Todos ellos se suman al millón de migrantes ya asentados en el país.

Con el compromiso de ayudar al país a superar los estragos que deja la pandemia, pensando en los Objetivos de Desarrollos Sostenible y teniendo como brújula la Convención sobre los Derechos del Niño seguiremos trabajando con el Estado en su nivel nacional y subnacional (Loreto, Huancavelica, Lima y Ucayali) la sociedad civil organizada, el sector privado, medios de comunicación y los propios niños, niñas y adolescentes.

El camino no es fácilpero recorrerlo es un deber ético y un acto estratégico. Para ser buenos ciudadanos, los niños, niñas y adolescentes necesitan del pleno cumplimiento de sus derechos. Para ser un país desarrollado, el Perú necesita de buenos ciudadanos y ciudadanas.

Recorramos el camino.

 

Portada de documento. Dos adolescentes sentados en una banca de parque
Autor
UNICEF Perú
Fecha de publicación
Idiomas
Español