El dengue casi me arrebata a mi familia

Conoce la historia de vida de Karina Avilachero y su familia

Por: Elsa Úrsula
Karina Avilachero y sus hijos
UNICEF/Ursula
01 Abril 2024

Todo comenzó con un dolor de cabeza. Su esposo llegó de trabajar con su mototaxi y se echó a la cama rendido de cansancio y con un malestar muy parecido al que desde hacía varias horas vivían sus hijos. Karina Avilachero, al verlo así presintió que algo malo les estaba dando a todos. Más temprano su hijo de 11 años y su hija de 15 habían estado igual.  Ella estaba esperando a su esposo para llevar a la mayor de sus niñas al hospital, porque estaba volando en fiebre y los vómitos no la dejaban vivir.

“Me tuve que ir sola con mi niña. Al de 11 lo cambié de cuarto y a la de ocho le dije que se cubra con el mosquitero. Tenía el presentimiento que podía ser dengue”.

Karina vive en Zorritos Alto en la provincia de Contralmirante Villar en la región Tumbes. Su casa está a 15 minutos de la carretera por donde pasan buses y mototaxis. Puede parecer una distancia corta, pero si se suma a eso el aplastante calor que sobrepasa los 30 grados, el camino es duro y extenuante. Ella estaba preocupada porque vio por las noticias que los casos de dengue en Tumbes eran altos y las consecuencias podían ser muy graves. “Por eso agarré a mi hija y casi a rastras llegamos al puesto de salud y de solo verla me dijeron que la lleve al Hospital”.

La enfermera le preguntó si ella se sentía mal y le contestó que no, a pesar de sentir el cuerpo cortado y con escalofríos. No podía detenerme hasta internar a mi hija. Cuando llegué me dijeron que sus plaquetas habían bajado y que había que atenderla con urgencia. Era dengue”. Luego de internar a su hija de 15 años, Karina regresó a su casa y el panorama era tremendo. Sus hijos y su esposo volaban en fiebre y vómitos. Su esposo le dijo que él se ocuparía de los dos más grandecitos y que ella viera por la bebé de 11 meses que lloraba sin parar.

hija de Karina
UNICEF/Ursula

“Cuando la fui a ver, era como una ollita hirviendo, su cuerpo estaba rojo y apenas la cargué empezó a vomitar. En ese mismo momento otra vez me fui al hospital. Allí le sacaron sangre y salió que tenía 9 de hemoglobina y pesaba 7 kilos. Me asusté fuerte, mi hija no resistía ni mi leche del pecho, todo lo devolvía. Le dio dengue cuando estaba tan débil por la anemia. La doctora me dijo que cualquier cosa podía pasar”.

 

Luego de estabilizar a la bebé, las enviaron a casa. Antes de eso, la doctora le dijo a Karina que la situación de su niña era delicada y que desde ese momento debía darle un suplemento alimenticio llamado Plumpy Doz. Este es un producto que UNICEF, gracias a los fondos de la Unión Europea (ECHO) y a la donación del gobierno de los Estados Unidos de América (BPRM) entregó en el 2023 a la Dirección Regional de Salud para ser repartido en todos los centros hospitalarios. Es una papilla que se administra diariamente durante seis meses y ayuda a los niños y niñas a salir del riesgo de la desnutrición si es el complemento de una buena alimentación. “En medio de todo, tuve mucha suerte porque la enfermera que me dio las instrucciones para usarlo había llevado un taller con UNICEF para aprender a dar consejos a las madres y eso me sirvió mucho. Porque al principio mi hija no lo quería consumir, pero lo mezclé con agüita, con juguitos y empezó a comérselo todo. Todo esto nos pasó en diciembre. En enero de este año, mi hijita cumplía 1 añito y justo ese día empezó nuevamente con las fiebres. Corrí otra vez al hospital y nuevamente le había dado dengue”.

Karina Avilachero y su hija
UNICEF/Ursula

La doctora le explicó a Karina que debía tener mucho cuidado con los charcos de agua en la casa, con los desperdicios que a veces se quedan en algún lugar y que son criaderos perfectos para que el zancudo que transmite la enfermedad se multiplique. El dengue volvió a golpear a su hija y el restablecimiento que había tenido, regresó a cero. La pesaron y otra vez estaba en 7 kilos. Estaba muy delgada, la enfermedad la hacía dormir, llorar, parecía que le dolía la cabecita, la fiebre no le bajaba. “Me sentía desesperada, nunca imaginé que el dengue podría quitarme a mi hija, pero gracias a Dios, empezó a mejorar. Poco a poco salió de las fiebres y nuevamente regresamos a casa. Allí sí redoblé toda la seguridad con el agua. Limpiaba todo, no dejaba charcos, no me quedaba con nada, lo que no servía lo botaba. Con mi esposo limpiamos todo, todos los días. Y a mi hijita le dimos otra vez sus cinco comidas al día y su Plumpy Doz, que ahora ya le encanta, así solito. Por eso está ahora como la ve, bien movidita, alegre y ya pesa 13 kilos”.

Karina Avilachero tiene 35 años y cuando toda su familia estaba contagiada, también recibió su diagnóstico de ser positiva al dengue. Pero eso no la amilanó y no solo cargó con el peso de su enfermedad, sino que así menudita como es, llevó sobre sus hombros la responsabilidad de sacar adelante a su familia, sobre todo a su última hija. Ahora esa niña preciosa, juega por la sala, se agarra de los muebles para dar sus primeros pasos y acomoda su sillita cuando su mami le dice que le va a dar el Plumpy.  Ambas se sientan en la puerta de atrás, donde da el fresco y se miran cómplices y felices. Karina le dio la vida a su hija el día que nació y se la volvió a dar dos veces más cuando el dengue casi se la arrebata. “Soy muy feliz de tener a mi hija conmigo. Nada se compara a la alegría que tengo al verla gatear, pararse, vivir”.

En UNICEF Perú estamos trabajando para que cada niño, niña y adolescente tenga acceso a la salud, principalmente en situaciones de emergencia. Tú puedes ayudarnos a evitar que más niños enfermen, solo tienes que ingresar a www.unicef.org.pe .  Tu donación mensual nos permite entregar suministros para prevenir el dengue que pone en riesgo la vida de miles de niños y niñas vulnerables en Perú.  Dona mensualmente ingresando a unicef.org.pe ¡La niñez te necesita! Recuerda en Emergencia, La infancia, primero.

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