120 días de COVID-19, 120 días de acción en Perú
Contagiados o no, niñas, niños y adolescentes han visto comprometido su presente y futuro.
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Puntos destacados
Mientras millones de niñas, niños y adolescentes disfrutaban de sus últimos días de vacaciones y los medios de comunicación informaban de los precios de los útiles, uniformes y pensiones escolares, y de la instalación del nuevo Congreso de la República, las palabras “coronavirus” o “COVID-19” ya se escuchaban en Perú, pero remitían a peligros lejanos. Sin embargo, el 6 de marzo, cuando se confirmó el primer caso de un peruano portador del virus, la historia empezó a cambiar.
Días después el presidente anunció el estado de emergencia, cierre de fronteras y aislamiento social. El lunes 16 de marzo, fecha prevista para el inicio del año escolar 2020, las escuelas amanecieron cerradas y todos los niños, niñas y adolescentes empezaron al lado de sus familias un aislamiento social sin precedentes en la historia del país.
UNICEF, como parte del Sistema de Naciones Unidas, activó de inmediato su estrategia de respuesta frente a la emergencia y extendió su apoyo al Estado peruano, a través de sus acciones conjuntas con los ministerios de Salud, Educación, la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Desarrollo e Inclusión Social, Justicia y Derechos Humanos, y Cultura. Así como el Consejo Nacional para la Integración de la Persona con Discapacidad y la Superintendencia Nacional de Migraciones, además de los Gobiernos regionales de Huancavelica, Loreto y Ucayali, y los locales de Carabayllo y San Martín de Porres en Lima Norte.
Actuamos cumpliendo las medidas de aislamiento social dictadas por el Gobierno peruano con la claridad de que el trabajo para garantizar los derechos de la niñez no conoce de fronteras y que en situaciones de emergencia las niñas, niños y adolescentes, también, tienen que estar primero.
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Una oportunidad para REIMAGINAR el Perú
Las niñas y niños del altiplano caminando por horas para poder captar la señal de una radioemisora en la que se transmiten los programas de Aprendo en Casa son la mejor prueba de que reimaginar y construir un Perú inclusivo y con igualdad de oportunidades es un deber ético y también una decisión estratégica.
A Perú, como a la mayoría de países de la región, el virus le ha pasado la factura del olvido, pero también le está dando la oportunidad de cerrar brechas. Hoy, como nunca antes, hay consenso de que es imprescindible la inversión social para disponer de servicios públicos de calidad, así como construir un sistema de protección social universal, sensible y eficaz ante los desafíos de cada etapa del ciclo de vida, y con una capacidad fortalecida para responder ante emergencias como la actual.
No podemos seguir postergando la inversión en la infancia. Invertir en cada chica y chico es invertir en su presente y su futuro, pero además es asegurar el desarrollo sostenible del Perú. Aprovechemos las lecciones de la pandemia para unir voluntades a favor de un país de oportunidades en el que cada niña, niño y adolescente haga realidad sus sueños.