Regresión infantil: qué es y cómo puedes apoyar a tu hija o hijo pequeño

Una experta en psicología infantil te explica sobre el tema

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09 Marzo 2022

Si has notado que tu hijo o hija ha dado un gran salto hacia adelante (¡como finalmente dominar la ida al baño!) y luego da un paso atrás (¡se niega a usar el baño!), no estás sola. La regresión es común en los niños y niñas en crecimiento, especialmente en los más pequeños. Hablamos con Nancy Close, PhD, profesora asistente en el Centro de Estudios Infantiles de la Facultad de Medicina de Yale y directora asociada del Programa de Educación Infantil de Yale, sobre las causas del comportamiento regresivo y cómo puedes ayudar a tu hijo(a) a superarlo.

¿Qué es la regresión? ¿Qué la causa?

“Me gusta combinar la regresión con la idea de progresión”, dice Close. “La mayoría de los niños y niñas sienten el deseo irrefrenable de avanzar en su desarrollo (progresión). Los niños y las niñas tienen una energía natural para explorar, manipular y dominar su mundo”.

Sin embargo, el entusiasmo por hacer cosas nuevas suele ir acompañado de estrés. Por ejemplo, un bebé que está aprendiendo a caminar puede estar feliz con la nueva habilidad que ha dominado, pero también puede darse cuenta de que mamá y papá ahora están más lejos o que podría caerse.

“Entonces, cuando esos obstáculos se presentan en el camino progresivo del desarrollo, puede resultar realmente abrumador y causar algún tipo de regresión en los niños y niñas”, explica Close.

 

¿Cómo son los comportamientos regresivos?

La regresión puede variar, pero en general es actuar conforme a una etapa anterior del desarrollo o volverse más dependiente. Es posible que notes que se presentan más rabietas, dificultades para dormir o comer o que vuelva a formas más inmaduras de hablar. Si un niño o niña ha logrado algo como vestirse por su cuenta, es posible que veas la pérdida de algunas de esas habilidades. “De repente, tu hijo o hija no puede hacer lo que podía hacer antes”, explica Close.

 

¿Cuándo ocurre la regresión?

Por lo general, verás comportamientos regresivos en niños y niñas pequeñas y en edad preescolar, pero en realidad puede ocurrir a cualquier edad, incluso con bebés y niños y niñas mayores. Si un bebé tiene comportamientos regresivos, puede que estos no sean tan evidentes. Un bebé puede ser un poco más apegado, necesitar alimentarse más, quejarse más o llorar con más frecuencia de lo habitual.

 

¿Es común la regresión?

Ten la seguridad de que la regresión es común. De hecho, se anticipa que ocurra y es muy útil para el desarrollo futuro; considéralo como la forma en que tu hijo o hija se prepara para asumir más responsabilidades. “Veo algunos niños y niñas que pueden retroceder justo antes de dar un gran salto hacia adelante, o retroceden justo después de haber dado un gran salto hacia adelante”, dice Close. “Creo que los niños y las niñas varían en términos de lo que los hace retroceder y los patrones regresivos que parecen exhibir. Por lo general, los padres y las madres conocen los patrones de avances de su hijo o hija y luego la necesidad de retroceder un poco.” La regresión también es muy frecuente cuando los niños y niñas se están adaptando a situaciones nuevas, como convertirse en un(a) hermano(a) mayor o ir al preescolar por primera vez.

Nancy Close, PhD, es Profesora Asistente en el Centro de Estudios Infantiles de Yale; Directora Adjunta del Programa en Educación en la Primera Infancia de Yale; Profesora de Psicología y Directora Clínica de MOMS Partnership® y el Programa de Desarrollo de los progenitores y la familia de  Yale. Tiene dos hijos y dos nietos.

Interview and article by Mandy Rich, Digital Content Writer, UNICEF

¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos e hijas a superar las regresiones?

Tranquiliza a tus hijos o hijas. Asegúrales que están seguros y cuentan con apoyo. Trata de mostrarles que notas el comportamiento regresivo, sin avergonzarlos. Close sugiere intentar decirles lo siguiente: “Estás aprendiendo a hacer tantas cosas de niño(a) grande. Ese es un trabajo muy duro. A veces sientes que necesitas mi ayuda.”

El juego también puede ser una herramienta útil para superar sentimientos difíciles. “El juego imaginario y el juego simbólico son vehículos que los niños y niñas utilizan para desarrollar su lenguaje, pensamiento e ideas sobre el mundo. Social y emocionalmente, les ofrece una manera de expresar algunas cosas con las que están luchando y para las que no necesariamente tienen las palabras”, dice Close. Al observar a tu hijo o hija mientras juega y participar en el juego, puedes aprender mucho sobre lo que le sucede.

A veces, tu hijo o hija puede necesitar los comportamientos regresivos por un tiempo. Es necesario tranquilizarlo(a), pero también tener expectativas y poner límites. “¡Para los niños y niñas pequeñas es muy importante aprender que no son el centro del universo! Esto causa muchas rabietas”, dice Close. “No los alejes. Ayúdalos a encontrar formas de expresar algunos de esos sentimientos más difíciles, que sean adaptables y apropiadas para su edad.” Siéntate con ellos, ayúdales a calmarse y tranquilizarse y reflexionar sobre lo que están sintiendo. Por ejemplo: “Estabas tan enojado(a) que tu amiga no te dio el juguete y la empujaste. La próxima vez quizás puedes pedir que te lo preste y pedirle a tu maestro que te ayude.”

 

¿Cuándo deben preocuparse los padres y las madres?

Algunas regresiones pueden durar algunas semanas, pero esto varía según el niño o niña. Por lo general, si puedes identificar lo que podría estar sucediendo y brindar apoyo a los niños y niñas, estos podrán superarlo. Si parece durar más de lo anticipado, alrededor de dos o tres semanas, Close recomienda comunicarse con el prestador de servicios médicos de tu hijo o hija. “Los niños y niñas están muy motivados(as) para avanzar en el desarrollo, así que si esa motivación no está presente, yo me preocuparía. Pero cuando se trata de una regresión apropiada para el desarrollo, creo que es de corta duración”.