Invertir en los boletos para buscar refugio o comprar medicinas para sus hijos
Para Paola, llegar a Costa Rica significó volver a nacer y volver a darles la vida a sus dos hijos.
En Táchira, estado venezolano, atravesado por Los Andes y limítrofe al oeste con Colombia, Paola Andrea, una joven madre de 29 años tenía que decidirse entre ahorrar para comprar los pasajes de avión y viajar a Costa Rica para reunirse con su marido o comprar las medicinas para su hijo mayor, quien padecía asma.
“Era terrible. Para conseguir una vacuna teníamos que pasarnos a Colombia, con mi hijo mayor y el menor en mi vientre. Además, en medio de una incertidumbre. Temíamos por nuestras vidas. Nosotros éramos “guardianes del voto”. Ya nuestro barrio estaba identificado como opositor. Los cartuchos de balas traspasaban las rejas de mi casa. Ya fuera cuando agredían a estudiantes o nos amenazaban a nosotros, porque dejábamos meter gente. Somos humanos y no podíamos dejar que mataran a golpearan a cualquier persona. Yo me encerraba con mi hijo y con mi abuela, una adulta mayor, en el sótano. Los de arriba eran los que nos decían: No salgan todavía, tápense la cara. Están lanzando gases lacrimógenos y se escuchaban los pasos en las tejas, a los chamos pidiendo auxilio, “que los dejaran entrar porque los iban a matar”. De verdad que aquí (Costa Rica) eso sí que no, aquí nos sentimos seguros”
Con parte del dinero que enviaba su marido y con parte de la venta de sus cosas, Paola logró llegar a Costa Rica con sus dos hijos.
“Para mi estar aquí fue como volver a nacer, volver a darle una nueva vida a mis hijos, tienen salud. No están con nebulizaciones todos los meses. Están con sus tratamientos con sus vacunas al día”.
“En Costa Rica todas las personas menores de edad, independientemente de su condición tienen los mismos derechos, por lo que el Estado debe garantizar su protección integral. Esto en cumplimiento con la Convención de los Derechos del Niño y el Código de la Niñez y Adolescencia, la cual reconoce y protege los derechos de toda persona menor de edad por igual, solo por el hecho de permanecer en Costa Rica”, afirma la Ministra de Niñez y Adolescencia, Gloriana López Fuscaldo.
El CECUDI, una segunda casa
El CECUDI de Flores, un servicio de atención de la niñez que brinda la Municipalidad del cantón, asisten también niñas y niños con subsidio del Estado. Es decir el Estado brinda un monto para que los cuiden. Este CECUDI se convirtió en la segunda casa para Thiago, el menor de los dos hijos de Paola Andrea, quien en la actualidad tiene 33 años.
“Yo prácticamente le hice “cacería” a un cupo para que mi hijo pudiera estar aquí. Abogados de la organización HIAS de ayuda al migrante, que nos están ayudando con la solicitud de refugio, hablaron con representantes del IMAS y logré el espacio… Me enteré de la existencia de este CECUDI porque yo cuidaba por ratos a un niño que venía aquí. Me encantó el trato de las docentes y todo lo que aprenden”.
“…Yo soy licenciada en Educación Preescolar, pero no he podido apostillar mis títulos. Yo sé lo importante que es un servicio como este para que los niños aprendan a socializar, la cultura de un país, la comida, incluso a hablar otros idiomas o a leer. Thiago ama a las “teacher”, él ama venir aquí”.
Mientras Thiago de 4 años y Daniel de 11 están cuidados en centros infantiles, su padre busca trabajos ocasionales, que disminuyeron con la pandemia, y Paola trata de obtener títulos técnicos en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), una institución pública para la formación laboral. “Ahí ya saqué el de manejo de alimentos, el de oficina, el de programas de cómputo y me gustaría el de contaduría, pero ¿cómo hago para apostillar mis títulos?. Todo eso está perdido”
Con ayuda de la comunidad, por medio de la Pastoral Social de la Iglesia Católica, el apoyo de organismos internacionales como ACNUR e HIAS, más los servicios de salud y educación del Estado esta familia, poco a poco empiezan a establecer una nueva vida, incluso con la abuela, a la que lograron sacar de Venezuela.
“Mi sueño es que mis hijos puedan estudiar aquí, ser profesionales, tener una nueva familia, mejores oportunidades”, dice Paola.
En el CECUDI de Flores, la administradora Johana Ulate, confirma que cerca de 4 de cada 10 niños son extranjeros o nacidos en los últimos 5 años, de padres y madres que aún tramitan el refugio o el estatus migratorio que les brinde mayor estabilidad.
“Aquí tenemos el lema: Bienvenidos (as) a la inclusión, la tolerancia y el respeto. El único día que hacemos una distinción entre nacionalidades es precisamente el día de la diversidad cultural, para disfrutar de las diferencias en comidas o tradiciones”, comenta Johana.
Precisamente el desarrollo integral, el que la niña o la niña se sienta parte de una comunidad, de una ciudadanía, de un país, de un planeta, es un objetivo de la formación en habilidades para la vida que impulsan la Secretaría Técnica de la Red de Cuido y Desarrollo Infantil, en asocio con el MEP y UNICEF.
El Director de la Secretaría Técnica de la REDCUDI, Cristian Carvajal Coto, asegura
“UNICEF y la REDCUDI han sido aliados desde el inicio (en el 2010 cuando nació la REDCUDI), donde incluso para la aprobación de la Ley 9220, UNICEF realizó labores de abogacía e incidencia política. En los últimos años, esta alianza se ha expandido en formación en estándares y certificaciones de calidad a los centros infantiles y ahora trabajamos de forma conjunta para buscar mecanismos que permitan que más familias reciban los servicios de la red, mediante el mecanismo de copago”.
El copago, consiste en que una empresa privada o donante financie parte de la estadía de la niñez en los centros infantiles.
A su vez la canalización de recursos económicos y de apoyo en políticas de UNICEF a la REDCUDI es posible, “gracias al apoyo que UNICEF ha recibido de empresas como Kimberly Clark. Hemos podido fortalecer los servicios de la REDCUDI tanto intramuros como extramuros”, comenta la Representante de este organismo en Costa Rica, Patricia Portela De Souza.