“El CENCINAI es una luz para mi hija y mi familia”
Emma (nombre ficticio) migró de su país buscando refugió en Costa Rica. Su hija, quién nació prematura y para ella es "su milagro", recibe atención y cuidados en el CENCINAI de su comunidad.
“Para decir cómo llegué yo aquí, tengo que contar un poco de mi historia. Hace 7 años me casé. En el 2016 quedé embarazada. Lamentablemente, me dió Zika en el embarazo. Pensé y me dijeron los médicos que eso no había afectado, que la niña venía gestándose de manera correcta. Pero cuando llegué al tercer trimestre de mi embarazo, ya el percentil cefálico de mi hija no creció más. Me tuvieron que hacer una cesárea de emergencia, por sufrimiento fetal. Mi hija estuvo 3 meses en cuidados intensivos.
Nació con malformaciones en su nariz. La tuvieron que operar a los 15 días, porque inicialmente agarró una bacteria. La desahuciaron, pero yo pagaba un seguro por aparte en otro hospital. Gracias a eso, le hicieron punzo lumbar, le pusieron catéter, la operaron. Mi hija estuvo entubada como un mes. Le dio tres bacterias. Fue un proceso muy duro y gracias a Dios que es el único, él me la dio, me la brindó… Yo sé que es un milagro, porque contra todo pronóstico, ella está aquí conmigo.
Me dijeron que no iba a hablar, que no iba a caminar, que no iba a ver, que no iba a hacer muchas cosas. Pero siempre me agarré de la mano de Dios. Me dije: Hasta donde me la preste Dios, yo la voy a disfrutar.
Contra todo pronóstico, es un verdadero milagro. Cuando mi hija dio sus primeros pasos fue lo más increíble del mundo. También se descubrió que el Zika afectó sus oídos. Gracias a la terapia que se le hacía día con día, a los 2 años de terapia escuchó. Mi hija es un verdadero milagro”
El país de donde viene Emma (nombre ficticio), lamentablemente vive una situación muy complicada y por apoyar humanitariamente a personas heridas por el conflicto político-económico, algunas personas son perseguidas. Emma y su familia buscaron refugio en Costa Rica.
“El año pasado yo estaba embarazada de mi segundo hijo. Estaba hospitalizada por amenaza de parto prematuro. Estuve 15 días en el hospital. Mi abuelita murió estando yo en el hospital. Ese mismo día, mi papá perdió sus piernas por diabetes. Me dio depresión y para completar, el gobierno empezó a buscar a mi esposo. Mi esposo se tuvo que venir a Costa Rica. Él fue el primero que vino y yo pude tener a mi hijo allá”
“Yo estaba recién operada, con la cesárea. Luego como pude, a los dos días me dieron el alta. Pero lamentablemente sufrí una infección en la herida. Me tuvieron que operar dos veces más. Todo ese proceso lo viví sola. Mis hijos andaban de un lugar a otro. Mi bebé en una casa y la niña en otra casa. Ella sufrió secuelas físicas y psicológicas”
Me partía el corazón. Mi único sostén eran mis hijos. No les voy a mentir. Yo tenía tal depresión, que me quería morir. Solo me acuerdo que una tía me abrazó, cuando me dieron el alta y me dijo: “ Mija tené paciencia y orá mucho a Dios, que vas a salir de esto”.
Entonces, empecé a vender todas mis cosas, porque no tenía nada de plata. Hice lo humanamente posible para estar en este país, Costa Rica, y salvaguardar la vida de mis hijos.
Aquí llegué en noviembre de 2022. Ha sido muy duro. No solo dejar a mi familia. Sino venir acá, sin un peso. Por la gracia de Dios, ya reunida con mi marido, nos encontramos con una persona que nos ayudaron con un techo. Esa persona tiene un negocito. A ese negocio llegó una mamá con un niño en el CENCINAI y ella me dijo, ¿por qué no lleva a su hija al CENCINAI. Yo no sabía ni qué era eso. Llegué con la ayuda de otra vecina.
Cuando entré aquí, el CENCINAI representó una luz, una verdadera luz, ante tanto que he pasado.
El CENCINAI me da comida servida, porque tengo que amamantar a mi hijo. Yo no tengo cómo comprar comida. No estoy trabajando (fuera del hogar). Se me hace muy, muy difícil, primero no tengo permiso laboral; segundo, mis hijos absorben mucho de mi tiempo.
Mi esposo tampoco tenía permiso laboral vigente. Estuvo trabajando por día, que le daban 5 mil colones. Con eso, por lo menos se podía comprar una bolsa de pan o toallitas húmedas, lo que se podía.
Yo vengo a comer acá. Me dan desayuno y almuerzo. El CENCINAI ha sido, como le digo, una verdadera bendición para mí y para mi hija”
(En medio de sollozos, continúa) “Cuando yo la traje aquí, ella me dijo: “¡Me encanta esa escuela porque tengo juguetes, porque puedo jugar y puedo correr!” Nosotros vivimos cuatro en cuartico superchiquito, donde ella no puede ni siquiera caminar. Solo tenemos la cama donde duerme ella y la cama donde dormimos nosotros. No tiene área de juego ni esparcimiento.
Para diciembre, el CENCINAI me invitó a la reunión que hacen. Le dieron juguetitos. Ella me decía: “Mamá esa escuela me da muchos juguetes. Me encanta esta escuela”
Todavía esta semana, (última de enero de 2023). Ustedes no me están preguntando. A mi hija le encanta pintar. Es su mundo. Todas las semanas me decía: Mamá yo quiero unos crayolas o lápices de colores, porque quiero hacerte muchos dibujos y no puedo. Yo le dije: Bueno, cuando yo pueda, cuando yo tenga, yo te voy a comprar. Hija, te lo prometo. El CENCINAI me regaló una caja de colores y ella fue la niña más feliz del mundo.
No sé con palabras, cómo agradecerle a la institución, a las personas que le colaboran para que todo se haga posible. Desde las personas que nos sirven la comida, son tan amables. Desde la persona que nos abre la puerta en la mañana, nos saluda: ¿Cómo estás mamita, cómo está niñita? Lo hacen sentir a uno (pausa) como persona, como un ser humano que vale. Estoy eternamente agradecida”.
Cuidado integral no importa la nacionalidad
Los CEN-CINAI (Centros de Educación y Nutrición y Centros Infantiles de Atención Integral) del Ministerio de Salud son alternativas de cuido, junto a los centros infantiles privados, los CECUDI, las Casas de la Alegría, los Hogares Comunitarios, que juntas, dan vida a la Red de Cuido y Desarrollo Integral (REDCUDI), en Costa Rica.
Para potenciar el desarrollo integral de niñas, niños y familias en pobreza, Yesenia Williams, Directora Nacional de CEN-CINAI, resalta la importancia de “las alianzas con UNICEF y empresas público-privadas. Son sumamente importantes y necesarias, porque suman esfuerzos y permiten en este caso a la Dirección General del CEN-CINAI, brindar mayores servicios e impactar positivamente la vida de los menores de edad y a las adolescentes madres y miles de hogares a nivel nacional en nuestro país”.
Este impacto no hace distingo de nacionalidades. “En Costa Rica todas las personas menores de edad, independientemente de su condición tienen los mismos derechos, por lo que el Estado debe garantizar su protección integral. Esto en cumplimiento con la Convención de los Derechos del Niño y el Código de la Niñez y Adolescencia, la cual reconoce y protege los derechos de toda persona menor de edad por igual, solo por el hecho de permanecer en Costa Rica”, asegura la Ministra de Niñez y Adolescencia, Gloriana López Fuscaldo.
A su vez la canalización de recursos económicos y de apoyo en políticas de UNICEF a la REDCUDI es posible, “gracias al apoyo que UNICEF ha recibido de empresas como Kimberly Clark. Hemos podido fortalecer los servicios de la REDCUDI tanto intramuros como extramuros”, comenta la Representante de este organismo en Costa Rica, Patricia Portela De Souza.