Que niñas y niños puedan cumplir sus sueños

Alimentos saludables para cada niño

Antonio Hernández
entrega de tarjetas alimentarias ante la pandemia
UNICEF México / Go Studio
28 Julio 2020

Soy Antonio. Hago comunicación para la recaudación de fondos en la oficina de UNICEF en México. Les quiero decir que me gustan muchas cosas, pero lo que más me gusta son las historias, por eso les voy a contar una.

En junio de 2020, comenzamos a trabajar en una iniciativa que se llama “Alimentos saludables para cada niño”, para entregar canastas y tarjetas alimentarias a familias con niñas, niños y adolescentes, afectadas económicamente por la pandemia, en Baja California, el Estado de México, Quintana Roo y Tabasco. El objetivo de la campaña es mejorar la alimentación de las familias afectadas por la crisis generada por la COVID-19 y fui muy afortunado porque tuve la oportunidad de documentar el inicio de la actividad.

También pude ser testigo de cómo las cosas suceden gracias al trabajo de muchas personas. Les tengo que confesar que la comunicación es todo un reto, por eso me encanta. Y cuando digo que suceden me refiero a estar trabajando en medio de múltiples equipos, de gente, todos operando al mismo tiempo; casi como células de un mismo cuerpo, vaya. Entonces, las cosas pasan.

Gobierno, empresas, fundaciones, muchos trabajando a distancia: haciendo home office, adaptándose a las nuevas formas, tomando llamadas y contestando mensajes de WhatsApp, dejándose llevar por un impulso vital que es sostenible sólo cuando sabes que alguien más también lo cree. Y éramos varios los que lo pensábamos, mientras más lo hacíamos, más cerca estábamos.

Antonio Hernández conversando con Anahí
UNICEF México / Go Studio

“Alimentos saludables” consiste en movilizar el apoyo de empresas, fundaciones y personas para fortalecer un programa del DIF que se acciona cuando hay emergencias como la de COVID-19. Esa era la oportunidad perfecta para hacer algo en conjunto como organizaciones, para aprovechar un objetivo en común y romper la inercia que había generado la pandemia. Se necesitaba mover voluntades. 

El DIF había seleccionado previamente a las familias que han sido afectadas económicamente por la pandemia y fue precisamente en la visita para documentar el inicio de la campaña que conocí a Anahí, una niña que es pura energía y andaba de un lado a otro, siempre riéndose. Ella vive en el Estado de México, cuando la conocí, le enseñé a cómo lavarse las manos, le insistí en frotar en medio de los nudillos, las muñecas, las yemas de los dedos frotándolas contra la palma y ella todo ese tiempo estuvo atenta, siguiendo el movimiento de mis manos. Hicimos el procedimiento dos veces sólo para repasar los pasos. 

Más tarde platiqué con Anahí y su mamá sobre cómo tener una alimentación saludable a partir de una guía de nutrición que produjimos DIF, FAO y UNICEF. Su mamá me comentó qué le gustaba comer a su hija y los esfuerzos que hacía para seguirle dando de comer durante la parte más crítica de la fase 3 del confinamiento. Anahí corría de aquí para allá. Estaba sonriendo, lo que ella no sabía es que con su sonrisa acababa de echar una piedra a rodar, algo así como una bola de nieve.

Ese día también conocí a Kimberly, a quien le pregunté qué le gustaría ser de grande. Me llamó la atención que su mamá respondió “maestra” a lo que ella inmediatamente corrigió que no, que le gustaría ser doctora. Su mamá asintió sonriendo, la abrazó.

Kimberly comiendo una manzana
UNICEF México / Go Studio

Me comentó que al principio su hija se sentía presionada por las clases a distancia de su escuela pero que después empezó a acostumbrarse. Ella siguió contándome que como familia habían dejado de comer pollo y carne porque habían subido de precio.

Al final del día, cuando regresaba a escribir esto me preguntaba, qué quería lograr con ello. Que niñas y niños como Anahí o Kimberly coman mejor siempre, no sólo durante la pandemia; eso es lo que también queremos en UNICEF. Que esto contribuya a que tengan un mejor desarrollo y estén más fuertes para enfrentar al coronavirus y a otras enfermedades. Que estén corriendo de aquí para allá y sueñen con ser maestras, doctoras o astronautas pero que no solo lo sueñen sino ¡que lo puedan cumplir!

Gracias a todas las personas, organizaciones, fundaciones que se han sumado hasta ahora, a los que siguen haciéndolo les queremos decir que su apoyo es vital para que esto siga pasando. Dona en unicef.org.mx/alimentos para que esto continúe.